La Biblioteca Nacional de Austria continúa con la búsqueda de los dueños de objetos expoliados durante la Segunda Guerra Mundial

Ha conseguido devolver 47.000 obras de las 52.000 robadas por los nazis. La Biblioteca colabora para indemnizar a los familiares de las víctimas. Entre las obras expoliadas figura la 'Flauta mágica' de Mozart.



Más de siete décadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la Biblioteca Nacional de Austria sigue guardando miles de objetos robados por los nazis, a la espera de poder encontrar a descendientes de los propietarios, que fueron asesinados o se exiliaron.

De los más de 52.000 objetos sustraídos por la policía secreta nazi (Gestapo) no solo en Austria sino también en otros países vecinos, la Biblioteca Nacional ha conseguido devolver cerca de 47.000 desde 2002, cuenta la responsable del proyecto de restitución, Margot Werner.

El objetivo de la iniciativa, lanzada hace 15 años, es encontrar alguna seña de identidad de sus dueños originales, ya sea un nombre, una firma o un sello característico de alguna familia.

Entre los cerca de 5.000 que quedan por ser devueltos hay cartas, partituras o autógrafos, además de libros.

La caligrafía y la encuadernación, claves para identificar a los autores

"Llegamos a tener entre las manos unos 200.000 libros, fuimos estantería por estantería", recuerda Werner. "Después, comparamos los títulos encontrados con el inventario oficial de la biblioteca para ver el origen del libro: si había sido comprado, regalado o robado", ha agregado.

Austria fue anexionada en marzo de 1938 por los nazis y, si bien tras la Segunda Guerra Mundial el país alpino destacó su rol como primera víctima de la Alemania hitleriana, una importante parte de la población austríaca era ferviente seguidora nazi.

La caligrafía o la manera de encuadernar los libros son dos de los factores que más ayudan a dar con la identidad de los dueños originales, ya que, aunque no estuviera la firma en todos, la letra o las ligaduras utilizadas eran las mismas.

De determinadas colecciones se sabía que pertenecían a familias de renombre, como la línea austríaca de los banqueros Rothschild, pero otras eran de personas anónimas.

"El problema no eran las grandes colecciones que sabíamos a quienes pertenecían, sino la infinidad de pequeñas colecciones que la Gestapo trajo a la Biblioteca después de que sus dueños fueran deportados o hubieran huido", explica Werner.

Colaboración con el 'Fondo Nacional' para indemnizar a las víctimas del nazismo

El Gobierno austríaco promulgó en 1998 una ley de restitución por la que la Biblioteca podría comprar los objetos sin dueño a un precio marcado por un experto independiente. El dinero obtenido se destina a los diferentes fondos de Austria para las víctimas del Nacionalsocialismo, recuerda Werner.

En 2010, tras varios años de investigaciones, 8.363 volúmenes pasaron a formar parte de la colección de la Biblioteca Nacional de Austria, al ser declarados sin herederos por no encontrarse ninguna señal identificativa en ellos.

La Biblioteca Nacional colabora activamente con el llamado 'Fondo Nacional', la institución dedicada a indemnizar a las víctimas austríacas del nazismo.

Desde su fundación en 1995, ha concedido 5.000 euros a cerca de 30.000 personas y diversas ayudas a más de 20.000 personas por haber perdido sus propiedades, explica la secretaria general de la institución, Hannah Lessing. Las ayudas fueron concedidas a personas de nacionalidad austríaca o que fueran residentes durante más de 10 años antes de 1938.

"Hemos ido a todas las embajadas. He viajado a Australia, he visitado cada ciudad de América. He estado en Uruguay, en Argentina o en Israel cientos de veces. Estuve en cada país dónde sabía que habían huido muchos austríacos", recuerda.

La 'Flauta mágica' de Mozart, devuelta a sus propietarios a través del proyecto

Uno de los objetos más famosos con el que se hizo la Gestapo y que terminó en los almacenes de la Biblioteca fue el libreto original de la ópera 'La flauta mágica' de Wolfgang Amadeus Mozart, escrito por Emanuel Schikaneder. Según cuenta Werner, sin dar más detalles, esta emblemática obra ya ha sido devuelta a sus propietarios.

De los 200.000 judíos austríacos que vivían en la república alpina en 1938, unos 65.000 fueron deportados y asesinados por los nazis. El resto logró emigrar, sobre todo a Estados Unidos e Israel, pero también a países como el Reino Unido, Canadá, Australia o Argentina, entre muchos otros.

Además, entidades como la Asociación Psicoanalítica Internacional o el consulado de Checoslovaquia en Viena, fueron algunas de las instituciones que vieron cómo desaparecían sus obras y documentos.

Generalmente los libros se entregan en mano a los herederos, aunque en algunos casos se envían a los países de residencia de los exiliados y sus descendientes. En algunos casos, los herederos donan los libros a la Biblioteca Nacional.

"Hasta que no hayamos devuelto el último libro, no vamos a parar", concluye Werner.

Fuente: RTVE


Véase además:

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